sábado, 9 de julio de 2011

Jon

La despedida, ese momento que no quieres que llegue nunca, ese momento que hace que te pongas triste y que empieces a echar de menos antes de tiempo. Ese momento tan duro en el que dices hasta luego a las personas que quieres, ese momento en el que únicamente sientes ganas de llorar, ese odioso momento. Según de la persona de la que te despidas cuesta más o cuesta menos. Cuando te despides de alguien que está lejos cuesta mucho porque no sabes cuando le volverás a ver, en cambio, cuando te despides de alguien que está cerca de ti, que vive a escasos minutos de ti, cuesta muchísimo menos. Cuando la família está lejos la hora de despedirse es horrible, cuando los amigos están lejos también cuesta, pero no tanto como con la família. En el caso de ese alguien al que amas, ese alguien tan especial, cuesta, cuesta bastante, tanto si está lejos o está cerca. Los minutos a su lado pasan volando, es con quien más rápido pasa el tiempo y cuando llega la hora de despedirte, no puedes. No puedes dejar de besarle, de abrazarle, no puedes despegarte ni un solo centímetro, no te sientes capaz de avanzar si no es con él, no eres capaz de darte la vuelta e irte. Una vez le has perdido de vista, sientes ese vacío, esa sensación de agonía que te va invadiendo poco a poco, mílimetro a mílimetro. Cuando hablas con él se acelera el corazón, sientes nervios, sientes un cosquilleo por el estómago que te reconcome. Cuando sabes que día vas a volver a estar junto a él, solo piensas en eso, en las ganas que tienes de verle, en las ganas que tienes de sentirte en contacto con él, de tenerle cerca, de que te roce y que puedas sentirle. Cuando sueñas con él no quieres despertarte nunca, deseas que sea real, son tus mejores sueños y los que más te fastidian al despertarte y no recuperarlos.



Cada segundo sin él, es el peor de tu existencia, cuando sientes que se pasa el tiempo y no lo aprovechas a su lado, cuando sientes miedo a perderle, cuando te ilusionas cada día más, cuando has llegado a un punto de enamoramiento en el que no hay vuelta atrás. Cuando empiezas a creer que sin él no eres nada, cuando él es tu vida, cuando se convierte en tu debilidad, en tu obsesión, en lo esencial. Cuando quieres vivir la vida con él, solo con él, cuando quieres despertar cada mañana y tenerle a tu lado, cuando quieres que el sea parte de tu día a día, tu presente y tu futuro. Cuando lo quieres todo con él, cuando crees que después de su amor no habrá otro igual. Cuando él es tú, cuando él crea tu propio mundo, cuando sin él te sientes perdida, hundida. Cuando él es tu estilo de vida.

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